lunes, 30 de marzo de 2015

Dame la pintura verde.



Ella se marchaba... Era hora de decir adiós y no había vuelta atrás. A él le quedaría dentro de muy poco sólo dos cosas de ella: un adiós y una botella verde, todo lo demás se iría en las valijas en las que ella alistó lo poco que tenía para llevar. ¿Cuándo la volvería a ver? Quizá nunca más, pero para él la promesa de un "volveré" bastaba.

De entre las nubes ella llegó y ahora volaba, mientras su olor, su aura y su suave voz se desvanecían, él se encontraba justo ahí con el adiós susurrándole aún en su oído y entre manos la pequeña botella verde, desinteresada de lo que pasaba. 

Las viejas barbas del tiempo cubrieron la espera... Ella no volvió, él se prometió olvidar. Pasaban y pasaban las horas y con ellas los días y de estos, las historias. Él aún miraba hacia aquellas nubes en las cuales se desvaneció en espera de verle llegar, pero no ocurrió. Él se prometió olvidar pero en sus manos, inherente seguía la botella verde, la miró y supo que hasta que esa botella verde no perdiera su verdor jamás la olvidaría. La atesoraría como su más preciado recuerdo, esperando que el tiempo fuera el diluyente que tanto esperaba. 

Sus noches se asentaron en nuevas pasiones, en nuevos supuestos amores y juegos de cama. Entre el arte de la conquista y el escapismo era experto. Su supervivencia radicaba en cuán eficaz era para mantener ese balance entre esos dos vectores,  un balance mediado por un recuerdo, materializado en un objeto; la botella verde. Pero así como él lo quería, el verdor empezaba a desaparecer. En poco tiempo ya no habría más verde, sólo habría un gris opaco típico del aburridor aluminio. Falta muy poco, logrará su objetivo.

De entre de las nubes volvió en forma de señal, no así en cuerpo. Su alma bajaba para hacerle recordar que no podría olvidar porque de nuevo la puede soñar, y tenía razón, lo hacía soñar. Como dos partículas que estuvieron unidas y ahora separadas en el Universo por millones de años luz, el hilo rojo se volvía más fuerte que cualquier cadena hecha de diamante con titanio.

Ella le dejó pedir un deseo, él sólo le solicitó un poco de pintura para el verdor de su botella, cuando la termine todo volverá a ser como fue.  















La Caverna

“Un pueblo dormido bajo la crudeza de Quos, de aquellos opresores anquilosadores de la tierra que la manosean, la consumen, la saborean, la escupen…Intelectuales relegados y relegadas a la condición de retrogradas del “desarrollo”, por su vivaz manera de pensar y actuar contra el monstruo coaccionadus sapiens…Desde la matutina una taza de enajenación, junto a un plato de mediática barata siempre servidas en la mesa de nuestras mentes como el pan de cada día…Con los ojos vendados, la luz de la libertad se enmaraña y se aleja de nuestras vistas, es el relato antagónico del túnel final de la vida.. No nos acercamos a la luz porque se desvanece...Las bocas amordazadas y el silencio vence al deseo de gritar, las manos atadas y los pies libres caminando sin rumbo hacia un abismo dictatorial.”

La Pipa Darma

                                                             

Vean esta pipa, porque les contaré una historia sobre ella y como llegó a mi. 

  Salí de mi casa temprano porque tenía una cita y luego otra diligencia por hacer posterior a ella… Bajé de mi hogar a pie, ya que mi economía, al igual que muchos y muchas de mis compatriotas, busca como conservar los recursos lo más que se pueda… Caminé hasta la clínica bajo un calor típico de nuestro verano, cuando terminé ahí me proponía a hacer la siguiente parte de mi viaje, siempre a pie.

  Unas cuadras apenas de caminata, cuando me detiene un adulto mayor y me pide con señales que me quite los audífonos. Atiendo su petición y me dispongo a escuchar lo que me dirá…
-joven, ¿tiene usted por casualidad algunas monedas para poder comprar algo de comer?-
Sabiendo que mi economía esta por los suelos, le respondí que no, que no tenía, que si tuviera con mucho gusto le hubiera ayudado. Dije eso y me marché... 5 metros después mi conciencia me detuvo. Sabía que tenía en mi monedera unas cuantas de ellas, saqué 300 colones para el bus de vuelta y las monedas extranjeras que tenía, el señor vio lo que hacía y me dice -¿si le sale?- le respondo -si- y le di todas mis monedas al viejo y me dijo -joven usted tiene un buen corazón, nos veremos en el cielo- y le respondí -ojalá dentro de muchos años-.

  Retomé mi andar con la bendición del viejo encima, y unas cuadras después veo un carro con pipas.. el calor era fuerte y la sed no se quedaba atrás… Tenía los 300 colones que aparté para el pasaje de vuelta, pero no me importó, tenía sed y confiaba que esa deliciosa pipa no pasara de ese valor... Me aproximé al carro de las pipas y el señor vendedor atendía a otro a señor de pelo canoso. Me quité mis audífonos y disimuladamente le pregunté al señor vendedor de pipas el precio de ellas y me contesta- 500 colones-. Ante mi fracaso y corto bolsillo, me volví a poner de nuevo los audífonos para retomar mi camino... 

  El señor canoso el cual estaba siendo atendido antes de que yo llegara había comprado 3 pipas y pagado con 2000 colones, su vuelto era claro, el valor de una pipa más. Antes de que yo me alejara del carro de las pipas el señor vendedor me hizo señas para detener mi andar y me dice -el señor (canoso) le invita la pipa- me quedé extrañado, no sabía cómo reaccionar, lo más que pude hacer fue sonreír y darle las gracias mientras él se alejaba. 

  Me mantuve unos minutos más con el señor vendedor y le comenté que el señor canoso seguro vio mi cara de bobo al no alcanzarme para una pipa. Luego me recordé, reí y le conté al señor vendedor sobre las monedas que le dí al anciano unos minutos y cuadras atrás y le pregunté -¿será el karma?- el señor vendedor me contestó, mostrándome además una nueva palabra para mi jerga -eso no fue karma, fue el "darma"- tuve la risa más emotiva que he tenido en mucho tiempo y retomé mi camino una vez más hacia rumbo a mi segunda diligencia por concluir, la terminé y tuve los 300 colones para tomar el bus de vuelta a mi hogar, pero esta vez regresé acompañado por  la pipa del darma...